
¿Por qué se rescinde el contrato a Aguamarga?
El motivo por el que se les deja de abonar el canon es que ellos incumplieron el contrato, y eso lo demuestra la sentencia que hemos ganado. Cuando uno tiene un contrato tiene que cumplirlo para cobrar.
El incumplimiento gravísimo se llama no trabajar, no presentar los objetivos de marketing, publicidad, películas previstas, etc. y al no hacer su trabajo de traer producciones a Ciudad de la Luz; ¡basta ya! Además, nos debían dinero a la empresa pública de un préstamo para que pudieran desarrollar su trabajo de una manera más holgada.
Después de pedirles constantemente su informe de objetivos y de no recibir respuesta, se les rescinde el contrato. Y al calcular la indemnización es cuando, además, no se les paga nada porque la deuda que tenían a causa del préstamo era superior a lo que les teníamos que pagar. Incluso aún nos deben dinero que es lo que pide la sentencia. Todo lo que no se les había aplicado hasta ese momento que ellos debían, se les aplica. Suficientemente buenos hemos sido que incurrieron en cumplimientos graves, como no pagar la seguridad social, y solamente por eso ya los podríamos haber echado.
Si eso era así desde el principio, ¿por qué se espera hasta 2009?
Porque, evidentemente, se intentan arreglar las cosas y porque hay unos plazos. A uno no le apetece tener que acabar en los tribunales. Porque más vale un buen acuerdo que un mal pleito.
Se ha criticado mucho que en Ciudad de la Luz había familiares y amigos de cargos públicos, entre ellos usted, a los que Aguamarga, en concreto, califica de “enchufados sin cualificación”…
Yo hablo tres idiomas y que tengo un currículum lleno de experiencias exitosas en el mundo del marketing y la publicidad. Obviamente, yo dirigí Ciudad de la Luz porque el ex Conseller Gerardo Camps y el Presidente Paco Camps confiaban en mí, pero estaba capacitada para hacerlo. Seguramente habría alguien que fuera hijo de o cuñado de, desde luego que, cuando yo llegué, solo metí a mi secretaria y se fue conmigo.
En la parte de Aguamarga es donde se tendrían que buscar los enchufados. Por ejemplo, el consejero delegado de Aguamarga, Javier González, es un carpintero con un expediente profesional lamentable. A ver si él está mejor preparado que yo para dirigir una empresa porque pone el pomo de la puerta de un decorado. Y como pone el pomo de la puerta sabe dirigir unos estudios de cine.
¿Por qué Ciudad de la Luz no desarrolló una política de incentivos, como las de otros países europeos, que resultaran más ventajosas para las superproducciones que debían venir?
No se puede hacer una política de incentivos más extensa porque la legislación española choca con la Europea. Francia sí que tienen esas políticas; sí, pero su tratado de adhesión no es el nuestro. La incompatibilidad está en la ley tributaria que es una ley orgánica. Eso implica que es muy complicado hacer desgravaciones fiscales, como las que necesita el cine español, sin incurrir en un problema legal. Para solucionarlo solo hay una manera: abrir la constitución ya que solo así se puede modificar una ley orgánica… Así de complejo es el asunto, que yo conozco porque soy licenciada en Historia.
Sobre la decisión de la Comisión Europea, ¿qué motivos tiene la Generalitat para seguir recurriéndolo?
Es cierto que nosotros, como muchos otros complejos cinematográficos, dimos ayudas directas antes del incentivo al gasto local. El problema que es en lo que se basa Pinewood, es que nosotros somos una empresa pública y al financiarnos con dinero público falseamos la competencia según el Consejo Europeo. La Generalitat aún está recurriendo esa decisión porque la gestión real es privada, a través de la empresa Aguamarga que era la que concedía esas ayudas directas a través de los contratos. Luego ahí hay un terreno que se puede interpretar de muchas maneras y, en este caso, se ha interpretado de la forma más restrictiva.
Los valencianos no pueden comprender que se gastase tanto dinero público para hacer grandes producciones, en lugar de para promover el cine valenciano; y que, además, se haya fracasado.
Es que el objetivo no era promover el cine valenciano. El cine español tiene poquísimos resultados económicos. De lo que se trataba era de montar una empresa con éxito económico que, además, pusiera a Alicante en el mapa y generara riqueza. Y esta ciudad, con el clima que tiene, podría ser mucho más exitosa que Pinewood, por ejemplo.
Ahora a todo el mundo se le llena la boca diciendo que ha habido muchas obras faraónicas, metiéndose con Ciudad de la Luz y con el Museo de las Artes y las Ciencias… ¿Quién iba a venir a Alicante si Ciudad de la Luz no lo trajera? Nadie porque esto no es Cannes, ni tiene su red de tiendas. Y cineastas, como Coppola, se enamoran de Alicante cuando ya están aquí y ven su luz, su gastronomía, etc.
Por supuesto, los buenos productores valencianos han tenido sitio siempre en Ciudad de la Luz, como por ejemplo Ximo Pérez. O proyectos alternativos de calidad, como Suave olor a canela. Lo que pasa es que hay que comprender que los bienes públicos están para defender aquellas cosas que nadie puede defender desde un punto de vista privado y, claro está, hay que tener paciencia para que den resultados.
Ahora, con una sentencia europea injusta que incapacita otra posibilidad que no sea vender el complejo, una sentencia por la que se deben devolverlos terrenos, y todo sumado a una situación económica complicada fruto de la herencia de socialista; pues no queda más remedio que privatizar.